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¿Qué es el robo del viento?

A medida que la humanidad da pasos acelerados en la carrera por alcanzar objetivos para bajar emisiones contaminantes y expande los parques eólicos alrededor del mundo, un fenómeno trae complicaciones: el robo de viento. El término es colonial debido a que “no se puede robar algo que no se posee”, es un problema real y se refiere a la forma en que la operación de un parque eólico puede reducir la velocidad del viento para otro, impactando en su capacidad para producir energía.
Entendiendo el “efecto estela”
El corazón del concepto de robo del viento es lo que se denomina “efecto estela”. Los parques eólicos producen energía al extraerla del aire, lo que reduce la velocidad del viento en la zona. Detrás de cada turbina, el viento es más lento que delante de ella, y lo mismo sucede con el parque eólico en su conjunto: la velocidad del viento que se encuentra detrás del parque es considerablemente menor.
El efecto estela se puede extender por decenas de kilómetros y en condiciones climáticas específicas, incluso más de 100 kilómetros en parques eólicos marinos grandes y densos. Si un parque eólico se construye a un barlovento de otro, puede reducir la producción energética del parque a sotavento hasta un 10% o más. La intensidad del efecto estela incrementa a medida que los parques eólicos son más densos y grandes. Además, hay que tener en cuenta que las turbinas modernas son cada vez más grandes, con aspas que pueden llegar a superar los 100 metros en algunos casos, lo que podría acabar agravando el efecto estela.
Desafíos geopolíticos y económicos
Si bien es cierto que el problema de robo del viento no es algo nuevo, su urgencia ha crecido debido a la escala y la velocidad de la expansión eólica, como así también por el tamaño y la densidad de los parques. Regiones específicas como el Mar del Norte, un centro de auge para la energía eólica marina, pueden ver un fuerte aumento del impacto del efecto estela en las próximas décadas.
Desde el punto de vista de la inversión económica, incluso una pequeña reducción en la producción de energía puede desequilibrar los cálculos financieros, haciendo que un parque eólico deje de ser viable. La incertidumbre actual sobre el impacto preciso de las estelas contribuye a estas disputas, ya que las directrices de distancia entre los diferentes parques pueden no ser exactas para reflejar el alcance real.
Además de los conflictos mencionados, también hay un riesgo creciente de problemas transfronterizos, pudiendo haber desacuerdos entre países vecinos. De hecho, esta situación puede también llevar a una carrera hacia el agua en la que los Estados se apresuran a desarrollar los mejores recursos eólicos, incluso a riesgo de descuidar otros aspectos importantes como puede ser la protección del medio marino.
Hoy en día, el robo del viento es un llamado de atención para garantizar una planificación inteligente y una colaboración robusta a nivel internacional. El trabajo en conjunto puede asegurar que la expansión de la energía eólica marina sea sostenible y siga siendo un fuerte pilar en la transición hacia una energía más limpia.
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“Creamos energía con la fuerza del viento”