En relación al cambio climático, los fenómenos meteorológicos extremos se han vuelto más frecuentes, siendo el viento uno de los factores que más impacto puede tener en la seguridad de las personas y de la infraestructura. Es por eso que los servicios meteorológicos emiten alertas específicas en los momentos en que el viento alcanza una velocidad con niveles potencialmente peligrosos.

Comprender los distintos tipos de alerta y sus criterios es crucial para poder actuar de forma veloz y responsable para prevenir accidentes.

Clasificación de alertas por viento según el color

En Argentina, el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) emplea un sistema de colores para comunicar los niveles de riesgo meteorológico. Es un sistema que tiene como objetivo facilitar la comprensión pública y permitir una respuesta adecuada ante situaciones de peligro. Por eso, las alertas se pueden clasificar de la siguiente manera:

Alerta amarilla: Indica aquellos fenómenos meteorológicos con capacidad de daño y riesgo de interrupción momentánea de actividades cotidianas. En el caso del viento, puede incluir ráfagas que dificulten el tránsito o generen caída de ramas de los árboles.
Alerta naranja: Es una alerta que advierte acerca de los fenómenos meteorológicos peligrosos. Para los vientos, se espera que las ráfagas sean intensas, con la posibilidad de provocar la caída de árboles, daños materiales y cortes de luz. Es una alerta que indica que son necesarias acciones preventivas por parte de la población y de los organismos de respuesta.
Alerta roja: Finalmente, la alerta roja se emite ante aquellos fenómenos meteorológicos excepcionales y con alto potencial de causar emergencias. Sobre las ráfagas de viento, éstas pueden ser destructivas y comprometer gravemente la seguridad de personas y estructuras.

Escalas de medición Beaufort

Una de las herramientas más empleadas en la actualidad para describir la intensidad de los vientos es la Escala de Beaufort. Ésta lo clasifica en una escala que va del 0 (la calma) al 12 (huracán), en función de la velocidad del viento y los efectos observables que esta situación puede tener. Algunos ejemplos relevantes para entender el funcionamiento de la escala son los siguientes:

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Fuerza 6: Es viento fuerte y refiere a velocidades que van entre los 39 y los 49 kilómetros por hora. Son casos en los que el viento suele ser capaz de agitar ramas grandes, al tiempo que se dificulta el uso del paraguas en las calles.
Fuerza 8: Es un número de la escala que refiere a un temporal, con velocidades del viento que van entre los 62 y los 74 kilómetros por hora. Con estos vientos se rompen ramas y es difícil caminar contra el viento.
Fuerza 10 o más: Son los números en los que se expresan las tormentas severas o los huracanes, superando los 90 kilómetros por hora, con amplio riesgo de daños materiales y caída de estructuras livianas.

En Argentina esas mediciones suelen complementarse con radares meteorológicos, modelos de pronóstico y sensores en estaciones automáticas, lo que permite emitir alertas tempranas en todo el territorio natural, incluyendo a aquellas regiones particularmente expuestas a vientos fuertes, como pueden ser la Patagonia y Cuyo, entre otras.

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“Creamos energía con la fuerza del viento”