En el mundo actual, las energías renovables están ganando un protagonismo cada vez mayor a nivel mundial. En ese escenario, la forma en que la misma se almacene se presenta como un pilar clave para poder garantizar el suministro continuo en las regiones en las que es requerido y, al mismo tiempo, poder expandir su utilización hacia otros territorios.

Las distintas fuentes de energía renovables, como el viento o el sol, si bien es cierto que son sostenibles y que tienen muy altas posibilidades de expansión y desarrollo, también requieren de condiciones climáticas que son variables, lo que puede ocasionar algunos períodos de sobreproducción y, al mismo tiempo, períodos de escasez. Es allí donde las tecnologías de almacenamiento adquieren un rol fundamental para garantizar el máximo aprovechamiento posible de la energía generada.

¿Cómo se almacenan comúnmente las energías renovables?

Siguiendo lo mencionado con anterioridad, podemos afirmar que hoy en día existen distintas tecnologías orientadas al almacenamiento de las energías renovables. Una de las más conocidas y extendidas en el mundo es a través de baterías de ion-litio. Si bien no son nuevas, sino que se usan comúnmente en los vehículos eléctricos y en distintos tipos de dispositivos electrónicos, lo cierto es que estas baterías están siendo adaptadas a gran escala para almacenar esta energía. Uno de los principales motivos de ello tiene que ver con su rápida velocidad de carga y su extensa vida útil. No obstante, todavía poseen desafíos tales como el impacto ambiental y el alto costo de producción.

Otra de las alternativas disponibles en este sentido es el bombeo hidroeléctrico. Es un sistema que emplea el exceso de energía para bombear agua a alturas elevadas y almacenarla como energía potencial. De esa manera, cuando se está en necesidad de energía, el agua es liberada para generar electricidad mediante el funcionamiento de turbinas.

Por último, si bien no es un desarrollo extendido, el hidrógeno verde también empieza a aparecer como una solución. En este caso, el exceso de energía se usa para dividir el agua en hidrógeno y oxígeno a través de electrólisis. El hidrógeno que se almacena puede después ser convertido en electricidad. De todos modos, todavía es costoso y requiere de desarrollos.

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El almacenamiento de las energías renovables en el futuro

Como hemos podido ver, el almacenamiento de energías renovables es un punto crucial para lograr un futuro sostenible y reducir la huella ambiental de las energías convencionales. En la medida en que las tecnologías para su producción se extienden y se vuelven más eficientes, será posible integrar una mayor proporción de energía limpia, almacenarla de forma segura y reducir, de ese modo, la dependencia actual de los combustibles fósiles.

Para que esto pueda suceder, es necesario fomentar la investigación alrededor del mundo en investigación y desarrollo, como así también promover políticas que faciliten la adopción de dichas tecnologías. Es lo que permitirá transformar tanto la forma en que se produce y se almacena energía, como también el modo en que se consume, asegurando el suministro confiable y constante de energía.

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“Creamos energía con la fuerza del viento”