El sol, como una de las fuentes de energía renovable más abundantes, ilumina el futuro con la creciente adopción de los sistemas fotovoltaicos. La transición hacia una red eléctrica más distribuida y basada en paneles solares y turbinas eólicas es esencial para un futuro más sostenible.

Esta modernización implica una mayor digitalización e interconexión de dispositivos, frecuentemente usando tecnologías conocidas como el Internet de las Cosas. Si bien es cierto que se trata de un tipo de conectividad que optimiza la gestión y el rendimiento, también puede traer consigo complicaciones en términos de ciberseguridad.

¿Es posible el hackeo en paneles solares?

La pregunta, cada vez más frecuente, acerca de si los paneles solares pueden ser vulnerados a través de ciberataques, es relevante en un mundo cada vez más conectado. Se ha demostrado que es posible acceder a estos sistemas si no cuentan con las medidas de seguridad adecuadas. Además, el crecimiento de la energía solar significa que haya más puntos conectados a la red, creando nuevas vías de acceso. En este marco, consultores en ciberseguridad han detallado ciertas facilidades en la posibilidad de acceder a sistemas de paneles solares, incluso desde ubicaciones remotas. Una de las vulnerabilidades más comunes señaladas por los expertos tiene que ver con la falta de cambio de contraseñas predeterminadas o el uso de claves débiles.

En la actualidad, los ciberataques a infraestructuras energéticas son una preocupación creciente a nivel global. Un ejemplo de ello se ha visto en la Unión Europea, que ha sufrido más de 200 ataques en las mismas, al tiempo que se han reportado incidentes específicos en el sector solar, como fue el caso del robo de datos bancarios de una empresa solar en Japón a través de dispositivos de monitoreo remoto. Ambos son ejemplos que subrayan la importancia de abordar la seguridad a medida que la tecnología se torna más sofisticada.

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Medidas de seguridad y un camino a seguir

A pesar de los aspectos mencionados con anterioridad, lo positivo es que tanto la industria como los Estados y las organizaciones internacionales están trabajando activamente para reforzar la seguridad cibernética en la infraestructura energética renovable. En este marco, la OTAN y la Unión Europea han llevado a cabo distintos simulacros Cyber Europe y Locked Shield para analizar y proceder a reparar vulnerabilidades.

Por otro lado, se están implementando hoy en día distintas regulaciones orientadas a mejorar la seguridad. La Comisión Europea, con ese objetivo, ha establecido normativas que requieren que las empresas refuercen sus sistemas. Además, es importante destacar la adopción de leyes que apuntan a los fabricantes de dispositivos digitales para exigirles que sus productos conectados a internet garanticen acceso a actualizaciones de software y la divulgación de posibles vulnerabilidades.

El desafío actual es garantizar la máxima seguridad sin que eso implique ralentizar la transición energética. De todos modos, la creciente demanda y lo que se conoce como el efecto aprendizaje sugieren que los sistemas se volverán más económicos y extendidos, lo que hará más necesario que nunca invertir en medidas adecuadas de seguridad.

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