A lo largo de los últimos años, se han ido desarrollando distintos proyectos destinados a aprovechar las energías renovables en el campo de la producción. Sin lugar a dudas, la producción agrícola no escapa a esta búsqueda. Los objetivos son los mismos: evitar la emisión de miles de toneladas de CO2 al año reemplazando el tradicional combustible diésel para proteger el medio ambiente y promover la autonomía energética.

Contaminación ambiental en la actualidad

De acuerdo a los datos publicados por el Banco Mundial, el 80% de la energía que se genera en el mundo se obtiene como consecuencia de la quema de combustibles fósiles. Este tipo de combustión provoca una grave contaminación, a la vez que es un recurso no renovable que está en vías de reducirse sustancialmente su disponibilidad.
Para resolver esta necesidad energética y evitar la contaminación y las consecuencias que esto trae sobre el cambio climático, son muchos ya los países que apuestan por una agricultura ecológica y que llevan a cabo distintos proyectos con este fin. Lo que se hace es promocionar la aplicación de modelos y de nuevas tecnologías para la generación de energías renovables en los sistemas de producción agrícola y de desarrollo, tanto a nivel nacional como regional.

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¿Qué tipos de proyectos se desarrollan en la actualidad?

Cuando hablamos de paneles solares fotovoltaicos, es necesario distinguir los distintos tipos dentro de esta categoría. Estos pueden ser monocristalinos, policristalinos y amorfos. Los monocristalinos tienen un mayor rendimiento y son más estables a largo plazo, mientras que los policristalinos se fabrican con silicio metalúrgico y procesos de solidificación menos exhaustivos.
Finalmente, los paneles solares fotovoltaicos amorfos se crean depositando de forma controlada delgadas capas de material fotovoltaico sobre distintos materiales que funcionan como soporte. Lo que se hace es utilizar silicio, cobre, teluro de cadmio y selenio que se fija a plásticos, tejidos o vidrios para fabricar células flexibles o integradas en diversos materiales de construcción que se estén empleando.

¿Cómo optimizar la energía?

A nivel mundial, podemos encontrar distintas aplicaciones de tecnologías y energías renovables para la producción agrícola. Una de las búsquedas más importantes tiene que ver con la desconexión de la red eléctrica aplicando sistemas de energía solar con baterías que se operan a distancia o sistemas de energía eólica. De esta forma, los productores pueden generar su propia energía y reemplazar los grupos electrógenos convencionales, obteniendo en su lugar energía limpia y sustentable y ahorrando tanto combustible como la logística asociada a los mecanismos tradicionales.
Además, los sistemas solares y eólicos son mucho más simples y seguros, a la vez que se instalan de forma mucho más veloz. Su vida útil también es mucho más larga y puede llegar a los 25 o 30 años, por lo que es una inversión rentable en el tiempo.
Por su naturaleza, el sector agrícola se caracteriza por tener características adecuadas para la incorporación de energías alternativas como la solar o la eólica. De todos modos, la incorporación de estas se toma de la mano de otras estrategias que contribuyen a la producción agrícola de forma más sustentable, como pueden ser la optimización del riego para que sea más eficiente, la mejora en los aislamientos y la climatización de los invernaderos, el uso de fertilizantes y la potenciación de la agricultura de precisión. Estos cambios, en su conjunto, aumentan las posibilidades de la producción agrícola sustentable.

ST Charger es una empresa que se especializa en el desarrollo, la comercialización y la instalación certificada de aerogeneradores para el abastecimiento sustentable de energía. En el caso de los aerogeneradores de ST Charger, estos funcionan a través de una hélice bipala y la fuerza del viento. Con estos, se genera energía cinética que se convierte en energía mecánica en forma de rotación. Dicha rotación es la que se transmite de forma directa al generador.