Hoy en día, la energía eólica es una de las alternativas de energía renovable más extendidas. Esto se debe, además, a que es una de las formas de generación de energía limpia con mayor potencial de crecimiento, especialmente en países como Argentina.

Sin embargo, es poco lo que se tiende a saber respecto de cuáles fueron los orígenes de la generación de energía eólica. A continuación, te lo contamos.

Los primeros usos de la energía eólica

Si bien parece ser un concepto reciente, lo cierto es que la humanidad ha aprovechado la energía del viento históricamente, como puede verse en el caso de los barcos que circulaban por el río Nilo en el 5.000 a.C. Además, hacia el 200 a.C. los molinos de viento eran el elemento por excelencia para el bombeo de agua en China.
Ya hacia el siglo XI, se fueron extendiendo alrededor del mundo nuevas formas de aprovechar la energía del viento, como fue el caso de los molinos de viento para moler grano de la producción de alimentos en Medio Oriente. Idea que fue llevada posteriormente a Europa. Desde su llegada, los habitantes de Países Bajos empezaron a refinar el molino de viento y lo adaptaron para poder drenar pantanos y lagos en el delta del río Rin.
Otra forma de observar el uso de molinos de viento en la historia es a través de la literatura. Tal es el caso de los célebres molinos del Campo de Criptana, que se harían famosos con Don Quijote de la Mancha en el siglo XVII. En ese caso, se trataba de molinos de aspas utilizados para bombear agua o para moler grano. Los mismos continuaron en uso hasta una buena parte del siglo XIX.

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Hacia los molinos modernos

Las masivas migraciones de europeos con destino a América llevaron a que la tecnología de los molinos llegase al continente, primero a Norteamérica. Estos comenzaron a ser usados pronto para bombear agua en granjas y, posteriormente, para generar electricidad que era aprovechada en algunos hogares y también en algunos espacios industriales.
Un punto importante en la historia tuvo lugar en la segunda mitad del siglo XIX con el surgimiento del molino multipala americano que se usó para bombear agua en todo el mundo. Las características de este molino serían tomadas posteriormente para inspirar el diseño de los generadores eólicos que se conocen en la actualidad.
Además, en 1887, Charles F. Brush creó lo que fue considerado como la primera turbina eólica para la generación de electricidad. Se trataba de una turbina con 144 palas de rotor hechas de madera de cedro.
Este último generador funcionó a lo largo de 20 años y fue capaz de cargar las baterías instaladas en el sótano de la casa. Pese a su tamaño, igualmente, la potencia era de 12 kW. Más tarde, un científico danés llamado Poul la Cour fué quien ideó turbinas eólicas con pocas palas de rotor y mucho más eficientes para producir electricidad.

Desarrollo de la energía eólica

Tomando estos antecedentes, el desarrollo pionero de la energía eólica en Europa ocurrió en Dinamarca, logrando una gran relevancia a comienzos del siglo XX. Fue esto lo que contribuyó a la construcción de un modelo descentralizado de electrificación a lo largo de todo el país. Ya hacia 1908, Dinamarca contaba con 72 generadores eólicos con potencias que iban de los 5 kW a los 25 kW.

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